Conceptos más destacados
- ¿Qué
diferencia a los adolescentes que afrontan con interés y dedicación el
aprendizaje escolar de aquellos para quienes la actividad escolar resulta una
carga de la que hay que liberarse?
- ¿Qué
se puede hacer para motivarlos?
Metas
Para
responder a estas cuestiones creemos que puede ser útil comenzar por describir las
metas cuya consecución puede interesar a los alumnos a la hora de afrontar la
actividad escolar.
Pueden
ser de muy distintos tipos y su importancia como factor determinante del
interés y el esfuerzo que el alumno pone en el aprendizaje escolar varía en
función de la edad, de las experiencias escolares y del contexto sociocultural
del alumno.
Las
metas constituyen además el eje en torno al que giran las teorías e
investigaciones que han tratado de explicar la motivación por el aprendizaje
escolar.
Clasificación:
1. Metas
relacionadas con la tarea
2. Metas
relacionadas con la posibilidad de elegir
3. Metas
relacionadas con la autoestima
4. Metas
sociales
5. Metas
externas
6. Metas
relacionadas con la propia competencia
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1.
Metas
relacionadas con la tarea: incluyen dos tipos de metas
que no siempre se han distinguido bien y a las que con frecuencia se hace
referencia cuando se habla de "motivación intrínseca".
- Experimentar
que se ha aprendido algo o que se va consiguiendo mejorar y consolidar
destrezas previas, esto es, el deseo de incrementar la propia competencia. Cuando
el sujeto aprende algo se produce una respuesta emocional de carácter
gratificante ligada a la percepción de competencia.
-
Experimentarse absorbido por la naturaleza de
la tarea, superando el aburrimiento y la ansiedad, por lo que aquella tiene de
novedoso y revelador sobre algún aspecto de la realidad o sobre uno mismo. Este
tipo de meta, altamente gratificante, ha sido identificada por Csikszentmihalyi
(1975) como clave de lo que él denomina "actividades autotélicas",
esto es, actividades cuyo fin termina en ellas mismas.
2.
Metas
relacionadas con la posibilidad de elegir: de
acuerdo con deCharms (1976), un factor que determina en gran medida la implicación
de los alumnos en una tarea es la experiencia de que se está haciendo la tarea
que se desea hacer; de que se hace algo no porque otro lo quiere, para su
interés, sino porque uno lo ha elegido. Esto es, la experiencia de que la tarea
es "mi tarea". La experiencia emocional que produce la percepción más
o menos consciente de este hecho es gratificante, así como es aversiva la que
produce el hecho de hacer algo obligado.
3.
Metas
relacionadas con la autoestima: A
veces los alumnos han de realizar sus tareas de modo que alcancen un nivel de calidad
preestablecido socialmente, nivel que con frecuencia corresponde al alcanzado
por los demás compañeros. Esta situación hace que los sujetos busquen una de
estas dos metas:
-
Experimentar que se es mejor que otros o, al
menos, que no se es peor que los demás. Equivale, de acuerdo con Atkinson
(1964) a, experimentar el orgullo que sigue al éxito, tanto en situaciones
competitivas como no competitivas.
-
No experimentar que se es peor que otros.
Equivale, paralelamente, a evitar la experiencia de vergüenza o humillación que
acompaña al fracaso.
4.
Metas
sociales: Estrictamente hablando no son metas directamente
relacionadas con el aprendizaje o el logro académico. Sin embargo, son muy importantes
ya que tienen que ver con la experiencia emocional que deriva de la respuesta social
a los propios logros o fracasos escolares. Se incluyen en esta categoría de
metas:
-
La experiencia de aprobación de los padres,
profesores u otros adultos importantes para el alumno y la evitación de la
experiencia opuesta de rechazo.
-
La experiencia de aprobación de los propios
compañeros y la evitación de la correspondiente experiencia de rechazo.
5.
Metas
externas: Este tipo de metas -ganar
dinero, conseguir premios, etc.-, con frecuencia se convierten en instigadores
muy importantes del esfuerzo selectivo que el sujeto pone para conseguir diferentes
logros en el contexto de su actividad académica.
6.
Metas
relacionadas con la propia ejecución: Ambos tipos de
metas pueden coexistir simultáneamente: hay situaciones o tareas que proporcionan
la posibilidad de "aprender" y "ejecutar" al mismo tiempo.
-
Metas
de aprendizaje: cuando los individuos
buscan adquirir nuevas habilidades o perfeccionar su ejecución en una
determinada tarea. Los sujetos intentan desarrollar su habilidad, llegar a ser
más competentes.
-
Metas
de ejecución: cuando los individuos buscan obtener
(evitar) juicios positivos (negativos) sobre su competencia. Los sujetos
intentan demostrar, a sí mismos o a los demás, que son competentes (o intentan evitar
demostrar que no lo son); los sujetos que persiguen estas metas están más
preocupados por parecer competentes que por incrementar su competencia.
Parece constituir un
determinante importante la concepción que los sujetos tienen de la
inteligencia. Dweck y otros distinguen dos tipos de concepciones de la
inteligencia:
- La "teoría
del rasgo estable" ("entity theory"). Los
sujetos con una concepción "rasgo" consideran que la inteligencia es
un rasgo global y estable; tienden a pensar que poseen una cantidad específica
y fija de inteligencia, que tal inteligencia se manifiesta en sus ejecuciones y
que los juicios o resultados que obtienen son indicadores de si se es o no
inteligente. Los sujetos suelen organizar sus pautas de acción en torno a la
evaluación de la propia competencia y, en consecuencia, buscan como meta
"parecer listos" (meta de ejecución).
-
La "teoría incremental"
("incremental theory"). Los sujetos con una concepción
"incremental" tienden a creer que la inteligencia consiste en un
conjunto de habilidades y conocimientos susceptibles de ser incrementados a
través de la propia ejecución, de la propia conducta. Tienden a organizar su
actividad en torno a la adquisición de habilidad: su meta no es "aparentar
que son inteligentes" sino "llegar a ser más inteligentes" (meta
de aprendizaje).
Dentro de este grupo de metas hay que
nombrar el primer enfoque: la teoría clásica de la motivación de logro de
Atkinson.
De
acuerdo con esta teoría, los determinantes principales de la orientación de la
conducta hacia el logro son tres:
-
el motivo de logro: se
supone que procede el conflicto entre dos tendencias que surgen como resultado
de las experiencias tempranas de socialización, el deseo de conseguir el éxito
y el de evitar el fracaso, tendencias en las que las personas diferimos debido
a nuestra capacidad para experimentar orgullo en el éxito y vergüenza o
ansiedad tras el fracaso.
-
las expectativas de éxito: traduce
la estimación que el sujeto realiza de sus probabilidades de éxito en la tarea,
estimación que a veces se manifiesta cuando el sujeto piensa o dice cosas como
"es muy difícil para mí", "creo que puedo hacerlo",
"esto lo hace cualquiera", etc.
-
el grado de incentivo que supone
conseguir el éxito en un momento dado: se supone que deriva del
grado de desafío que implica la misma, desafío que depende de su dificultad y
que está en relación inversa con las probabilidades de éxito.
Críticas de esta teoría:
1. Restringe
la visión de las metas que pueden influir en el esfuerzo que un sujeto pone en
un momento determinado por conseguir un resultado, limitándolas a las metas
relacionadas con el "yo".
2. A la
hora de medir el deseo de éxito se confunden dos metas que son separables,
aunque estén relacionadas: el deseo de incrementar la propia competencia y el
deseo de experimentar la consecución de un juicio positivo de competencia
3. Fracasa
principalmente en la predicción del comportamiento de las mujeres, adolescentes
y adultas. Parece que se debe a una concepción errónea de los factores que
confieren a una tarea su valor de incentivo, factores que Atkinson reduce al
grado de desafío que supone la tarea, desafío que deriva de la percepción de su
dificultad. Pero el incentivo que encierra el poder conseguir un resultado
deriva de diversos factores que tienen que ver con distintas metas: su utilidad
instrumental para satisfacer diferentes necesidades -logro, afiliación, poder,
prestigio, etc.-, el grado en que supone hacer algo que "uno mismo
elige" y que no le viene impuesto, el grado en que puede proporcionar un
refuerzo intrínseco por el tipo de aprendizaje o de experiencia que proporciona,
etc.
4. El
esfuerzo que los sujetos consideran que ponen en la realización de las tareas
no depende exclusivamente del motivo del logro.
5. No proporciona
sugerencia alguna sobre cómo intervenir para mejorar la motivación de los
alumnos en general y de los adolescentes en particular, ya que no nos indica
qué es lo que determina las diferencias existentes en la capacidad para experimentar
el éxito o el fracaso, cómo determinan los sujetos en situaciones naturales sus
posibilidades de triunfar o fracasar ni qué es lo que determina la estimación
del grado de incentivo de la tarea.
Investigaciones
De
las investigaciones realizadas, la mayoría se ha centrado en determinar el
papel que la motivación de logro desempeña en la predicción del éxito
académico, de acuerdo con la concepción clásica de Atkinson.
Otro
grupo de investigaciones realizadas en parte con adolescentes se han centrado
en torno a metas tales como la búsqueda de la experiencia de autodeterminación y
el papel que otros valores y motivos, no relacionados intrínsecamente con el
aprendizaje- juegan en la determinación del grado en que los adolescentes y
jóvenes se esfuerzan por conseguir los objetivos académicos y del nivel y tipo
de profesión al que aspiran.
Por
último, las investigaciones realizadas en la Unión Soviética han buscado sobre
todo determinar los motivos característicos a distintas edades, su origen,
ampliación e influjo en la actividad del sujeto. Desde la perspectiva de estos
autores, cualquier actividad, incluidas aquellas que tienen como resultado inmediato
el aprendizaje o la consecución de otros logros académicos, puede ser impulsada
por distintos motivos. Por ello, estas investigaciones complementan de algún
modo las realizadas por investigadores occidentales centradas en la evolución
de motivos particulares como el de logro, de especial relevancia para el
aprendizaje escolar, pero que no determinan la única fuente de incentivos
capaces de impulsar la actividad escolar.
Relaciones entre
atribuciones y la motivación
Weiner
ha formulado y depurado una teoría general de la motivación en la que las
atribuciones o explicaciones que el sujeto se da a sí mismo de sus éxitos y
fracasos o de la conducta de los demás desempeñan un papel central.
De
acuerdo con esta teoría, en la que la conducta se considera como un continuo de
episodios dependientes unos de otros, el éxito y el fracaso dan lugar a
respuestas emocionales positivas y negativas, respectivamente. Pero cuando las
personas obtenemos resultados inesperados, negativos o de gran importancia para
nosotros, tendemos a preguntarnos por las causas que los han determinado y a
buscar respuesta a tales preguntas.
El
alumno que esperaba aprobar y suspende, se pregunta a qué se ha debido. Lo
mismo ocurre con el profesor que esperaba que un alumno sacase mejor nota de la
que ha sacado. En ambos casos, las respuestas que cada uno puede darse son
múltiples dependiendo del tipo de información a que se atienda y de las ideas que
uno tenga sobre qué causas es probable que determinen los hechos a explicar (antecedentes
causales).
Habilidad,
esfuerzo, suerte, dificultad de la tarea, fatiga, ayuda o no ayuda al profesor,
etc., suelen ser las causas más frecuentes a las que se atribuyen éxitos y fracasos
escolares.
Las
atribuciones, sin embargo, no parecen influir por lo que tienen de específico
en la motivación, sino según ciertas propiedades o dimensiones causales. Así,
las causas pueden ser:
-
Internas
o externas. Influye en las respuestas emocionales del sujeto ante el éxito
o el fracaso (orgullo, autoestima o humillación).
-
Estables o variables. Influye
en las expectativas y, a través de ellas, en el sentimiento de esperanza o
desesperanza.
-
Controlables o no controlables. Influye
en las emociones (vergüenza, culpabilidad, cólera o gratitud).
-
Afectar a la conducta de manera global o
específica.
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